viernes, 8 de marzo de 2013

El Chávez que sigue vivo.



Por Elio Raúl García Reyes. Aprendiz de Revolucionario, 

nacido en Cuba,  ciudadano de América.



Vivo, el imperialismo podía pensar que resolvería el problema asesinando a Chávez.
Ahora, donde está, no podrá tocarlo, pues su esencia se ha extendido no solo por América Latina, sino por todo el mundo. Todas sus ideas, sus principios, su visión, su proyecto, su voluntad, su humanismo, su valor, su pensamiento revolucionario, su convicción, su esfuerzo por lograr la unidad latinoamericana, se quedan en primer lugar en un pueblo cuya idiosincrasia dio luz a un hombre, con ese gracejo popular, esa sencillez, esa humildad, pero también con esa reciedumbre que caracteriza la esencia venezolana y en general latinoamericana. Y ese pueblo, que recibe el legado de su héroe, se ha congregado sin otra convocatoria que su propio amor a este hombre patriota para despedir únicamente  al cuerpo ya sin vida que no resistió la presión de un alma tan grande, para dar la bienvenida a la nueva forma de Chávez para estar entre nosotros, dentro de nosotros, y Caracas se inundó de puro pueblo y de puro amor por el líder para expresárselo.
Y también de todos los líderes, continuadores de la historia y los anhelos de sus pueblos, que vinieron a expresar más que su dolor, su compromiso de continuar y apoyar a Venezuela, en el emotivo acto oficial con los Jefes de Estado y delegaciones oficiales de decenas de países del planeta.
Cuando la Orquesta Sinfónica Nacional de Venezuela interpretaba el Himno Nacional vimos llorar a hombres y mujeres, presidentes y presidentas, militares. ¿Quién dijo que llorar cuando se despide a un héroe, a un revolucionario, a un hermano, es cosa solo de mujeres?
Llorar expresa la convicción de que el cuerpo de esa persona que se va nos bendice con el regalo de su alma, que ahora se reparte entre todos y todas, para que la fortaleza, la decisión, el valor, la lealtad, la fuerza, la entrega y la fidelidad a la causa de la revolución social se arraigue en nuestros corazones con tal fuerza que no quepan nunca la debilidad, la flaqueza, el temor, el cansancio, la desidia, la vanidad, la envidia, la indolencia.

 No podía haber otra forma mejor que despedir y al mismo tiempo recibir al héroe inmortal que ahora queda entre nosotros que las muestras de respeto, amor, solidaridad y convicción revolucionaria del pueblo entero, de los representantes y delegaciones de más de 50 naciones del planeta, de los hermanos y hermanas de la ALBA, CELAC, en general de todos los pueblos latinoamericanos, y por supuesto no podía faltar la música. Todos quizás cantamos en la ducha, Chávez es tan pueblo porque cantaba en las reuniones, en su casa, en los mítines, sus discursos apasionados eran tan música como la mejor que se haya compuesto y cantado. En su vocación de militar nos cantaba las órdenes, nos enamoraba de sus ideas musicalmente, adoraba a su pueblo y con su voz potente se lo hacía saber, que lo amaba y con vehemencia los convocaba a construir la Patria nueva, socialista, justa y equitativa, como proclamó Martí: "Con todos y para el bien de todos". 

 


Recuerdo en este momento aquel otro, el de la desaparición física de Camilo Cienfuegos. En esa ocasión el Fidel Castro de toda la América dijo que en el pueblo habían muchos Camilos, y que de su seno nacerán hombres como él. Y así fue. Ahora, en este momento presente de innegable tristeza, en el alma profunda de todas las personas que aman la verdadera libertad, la verdadera justicia, que no son otras que las que merecemos todos los seres humanos, libres de los privilegios ominosos de las oligarquías, también existe en nosotros y nosotras la convicción de que esa verdad ya se está cumpliendo, Chávez dejó de ser uno para convertirse en millones. Y esos millones seguiremos luchando para que se convierta en roca y acero aquello por lo que lucharon y se inmortalizaron Bolívar, San Martín, Sucre, O´Higgins, Martí, Sandino, ideas que se multiplicaron en Fidel, Allende, Daniel, Hugo, Lula, Néstor, Evo, Cristina, Pepe Mujica, Rafael, Dilma, Lugo y que resumió el Guerrillero Heroico Ernesto Che Guevara: la segunda, verdadera y definitiva independencia.


“Mi último sueño es ser libre. Mi sueño es bajarme de esta tarima y recorrer, una vez más, las calles de Apure. Tocar arpa, cuatro y maracas; de nuevo."
Hugo Rafael Chávez Frías, seguirás recorriendo las calles del mundo, tocando el arpa, el cuatro, las maracas para siempre, sacudiéndonos el alma, convocándonos a la victoria, inspirando nuestra voluntad de seguir en la lucha sirviendo las causas justas, la construcción del Socialismo Nuestro, esa ruta difícil pero no imposible para alcanzar el Mundo Mejor que es posible, que todos y todas queremos y necesitamos.

Hasta la Victoria Siempre, Mi Comandante, Nuestro Comandante.