lunes, 19 de junio de 2017

El centrismo no es opción, es traición.




Por: Lic Elio Raúl García Reyes
2017-06-19. 11:56 am
En mi juventud a ese "tercerismo" actual se le conocía como "la cerca", o sea estar en un lugar sin decisión, ni compromiso, la "cerca" era el lugar de esperar a ver de qué lado soplaría el viento, más claramente, el oportunismo. La "cerca" actual, el "tercerismo" o "centrismo" es también oportunista porque se aprovecha de la oportunidad, pero, vístase con las ropas que quiera, es una opción contrarrevolucionaria.
Sé que a estas personas no les gusta y no les conviene ese calificativo para su "marketing político" pero son lo mismo, vestuario o nombrecitos nuevos y raros (cupacu) o menos raros y menos nuevos (¿damas? de ¿blanco?), las opciones que tenemos los cubanos, (no los de siete meses que denunció Martí) no admiten equivocación, un solo patinazo hacia considerar esa "opción" como opción, podría al menos generar un alto costo que nuestro pueblo no merece pagar y que lo sepan los “terceristas”, lo pagaríamos todos, ellos incluídos.
Las posiciones están bien claras. Los que se confundan no será por falta de información, ni siquiera podrán aducir ignorancia política. Es, como plan, lo que siempre han querido, deseado, con obsesión, servirle en bandeja de plata a la cúpula gobernante visible y más aún la no visible del indeseable gobierno del vecino del norte el apoderarse nuevamente de Cuba y continuar hacia el Sur, a lo que con absoluta claridad nuestro José Martí advirtió, y donde el entreguismo y la avaricia de ciertas castas y lacras enquistadas ha favorecido y han conseguido, algunos avances, perdón, retrocesos.
En la tercera posición, ahora, su oportunismo consiste en restarle vigor, fuerza y contenido a los conceptos soberanía, independencia y amor a la Patria, tratando de abrir las puertas para la regresar a esa república aguada, pasteurizada, como plastilina moldeable para que el actual y desconcertante @POTUS, tal como hicieron los anteriores “eche basura en mi verde jardín”.
 En fin, para que andar con rodeos, la tercera posición solo encubre con nuevo disfraz a todo lo que hemos venido combatiendo ya por más de 100 años como pueblo, que nos conviertan en enclave de juego, corrupción, triquiñuelas y prostitución tal como lo padecimos en la seudo república. La tercera posición es contrarrevolución, simple y llana. Todo lo demás que se argumente es pura distracción.
Nuevamente se impone el trabajo, la acción política concreta, no el “teque”, no hay que decirle solamente a la gente qué tiene que hacer, o cómo lo tiene que hacer, debemos ya también comprometer a todos pues es problema de todos, nadie se puede llamar a engaño de que un giro de 180 grados permitirá que sigamos disponiendo de las conquistas sociales y políticas que hemos adquirido. Y solo se puede comprometer a las personas con la propia convicción de las personas, con la propia participación de las personas, aclarando lo que haya que aclarar, corrigiendo lo que haya que corregir, decidiendo con la gente y sus aspiraciones, “cambiar lo que deba ser cambiado” nos dijo Fidel y es cambiar hacia adelante, hacia crecer.
No soy economista, pero pienso que una de las primeras aspiraciones que debemos trabajar por alcanzar como pueblo es “hacer que el peso (cup) valga”. No se me escapa que la situación económica del país no es posible achacársela al modelo económico del país, pues el Bloqueo Económico está más vigente que nunca, a ese blanco Obama jamás le tiró en serio. No se me escapa tampoco que el país tiene forzosamente que usar el dólar para todo lo que debe ser adquirido y que el bloqueo nos prohíbe, e impide con demasiada frecuencia y éxito, que lo usemos. Estos temas son para un buen debate, si académico claro, pero no ignorar o desconocer que la inteligencia de un pueblo es enorme pues las personas son las que a diario enfrentan el embate de las dificultades y las faltas de algo, sabiendo además que los académicos también son pueblo.
Estoy convencido que el modelo no es el problema, pero su ejecución sí. Y no es solo el problema de los dirigentes nacionales, provinciales o locales. Echar la culpa de todo al principal dirigente político, administrativo o al funcionarios más modesto es mirar para otro lado, es ver la paja en el ojo ajeno, y el mío limpio, gracias. Es problema del ciudadano de a pie también pues cuando falta la papa, el primer responsable está en la agricultura; cuando se producen fallas en la cadena de distribución de medicamentos, el primer responsable está en el que trabaja en el almacén y en el transportistas.
Hace poco, alguien muy cercano a mí me comentó su frustración con la frase “Lo mío primero”, que seguro nació como consigna para proteger lo que nosotros producimos. Esta persona me comentó que la frase se desvirtuó pues el individualismo en una parte de la población la tomó como, primero están las cosas mías, las que me interesan como persona, y los demás que esperen, o como decía Miguelito Cuní, “que se fuñan”.
Por eso todos, si no queremos nos desaparezcan como nación, debemos estar decididos a “capturar al culpable, para que lo lamente” si se atreve y a trabajar “con ciencia y con conciencia”. No hay más salida. Yo sé que no todos dicen Soy Fidel, pero sé también que somos mayoría los que lo decimos.

Otra de las Trump-adas del actual @POTUS: bravuconería, mentiras, ignorancia y retroceso en las relaciones entre Cuba y Estados Unidos.




No dudo que pueda ser cierta y razonable la aseveración que dice: los hijos no deben cargar la culpa de los padres,.... a menos que ellos mismos sí quieran. Y eso creo que es lo que en este caso sucede.
El violinista, aupado desde la nada a casi héroe por ElPeorDeTodos los @POTUS, decidió asumir la herencia de la "anti-popularidad" de su padre, por motu proprio. De modo que esa decisión viene con “lo bueno”, las babitas “emocionadas” de Trump, y “lo malo", ahora el mundo entero conoce los “méritos de su padre” ante el imperio. Quizás esté orgulloso de las hazañas de su padre, quizás no, pero aceptó la invitación propagandista del Trump.
Se sumó con ello a los que aplaudieron y aplauden a los asesinos que en Cuba, con el beneplácito, armados y amparados por el Gobierno de los Estados Unidos ocasionaron al Pueblo Cubano, en apenas 7 años, más de 20 mil asesinados, la mayoría muy jóvenes, en los cuarteles y estaciones de policía, para luego sus cuerpos ser arrojados en las calles y tratar de amedrentar a la población con ello.
Como en aquel entonces, en la actualidad, ni los asesinos, ni sus descendientes, ni un Presidente que no tiene un ápice de moral y decencia, jamás podrán amedrentar al Pueblo Cubano, pues nuestra lucha no es y no ha sido tarea de un día, ni siquiera solamente de los 58 años de Revolución. Es una lucha que se viene forjando desde cuando todavía ondeaba la bandera española en el Morro de la Habana, pues ya en ese entonces nuestra Isla era codiciada por los mismos que hoy en día quieren volver a los años de tensiones entre nuestros dos países.
Se inmiscuyeron en la guerra contra España mediante el ardid del acorazado Maine, se apoderaron de la Isla de Cuba, impusieron una Enmienda Platt a la Constitución de la República, la misma República que hicieron trizas, trastocando aquella que soñó Martí, con todos y para el bien de todos, unida al tronco vital, Injértese en nuestras Repúblicas el mundo; pero el tronco ha de ser el de nuestras Repúblicas, de la América nuestra, para convertirla en su patio trasero, en su fábrica de azúcar, en sus casinos de juego, mafia y prostitución. Igual o peor suerte corrió Puerto Rico que sigue, como otra de las manchas del actuar de Estados Unidos, bajo la tutela de esa potencia.
A pesar de todo lo que hicieron por no perder la que consideraban “su Isla”, apuntalando al tirano Batista, con armas, tanques, aviones y bombas, la Guerra Necesaria que concibió Martí, se concretó con un Fidel, un Ejército Rebelde y un Pueblo triunfante que comenzó a hacer los cambios necesarios para que la Patria se erigiera en ara y no pedestal. Sencillamente no pudieron soportarlo y desde el primer día de enero de 1959 comenzaron a fraguar planes de asesinatos de líderes, sabotajes y destrucción de las industrias fuente para la supervivencia del país, organizaron invasiones, amenazaron con el holocausto nuclear a un pequeño país de solo unos 114 mil km cuadrados y alrededor de apenas 6 millones de habitantes, e impusieron un Bloqueo genocida, obedecido para vergüenza de los gobiernos entreguistas de muchos países, supuestamente “libres y democráticos”.
Menuda hazaña para un país con 7 millones 700 mil km cuadrados y que para esa fecha ya tenía más de 180 millones de habitantes, con una voracidad y un desprecio por los derechos de otros pueblos más grande aún que su extensión y su población y menuda hazaña también para aquellos que sumisamente se plegaron a la imposición inaudita del imperio.
Así y todo, siempre se han roto los dientes y no reparan en el descrédito y el desprecio que concitan con su obstinada intención de decidir lo qué se hace y cómo se hace en Cuba y en muchas otras partes del mundo. Muy cerca de nosotros está el ejemplo de Venezuela, asediada y envilecida por quienes quieren simplemente el petróleo venezolano y borrar para siempre la obra del Presidente Hugo Chávez. No hay ni una gota de democracia ni de sano interés por “salvar” a Venezuela, lo que quieren es humillarla y saquearla.
No hay en mi escrito revanchismo ni sed de venganza, el pobre hombre con su violín, quizás, repito quizás, no tenga la culpa ni deba pagar por lo que hizo su padre, su sola presencia en mi escrito es para destacar que cualquier cosa es útil para el imperio con tal de conseguir sus fines, nunca buenos.
Por Cuba puedo decir que seguirán rompiéndose los dientes, pues cada vez la calidad y las cualidades de los inquilinos de la Casa Blanca está más cerca de los primates que del Homo Sapiens y su maldad no se apoya en la inteligencia sino en la brutalidad.

viernes, 16 de junio de 2017

Declaraciones del Gobierno Revolucionario sobre retroceso en las relaciones Cuba - EU



El 16 de junio de 2017, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, en un discurso cargado de una retórica hostil, que rememoró los tiempos de la confrontación abierta con nuestro país, pronunciado en un teatro de Miami, anunció la política de su gobierno hacia Cuba que revierte avances alcanzados en los dos últimos años, después que el 17 de diciembre de 2014 los presidentes Raúl Castro Ruz y Barack Obama dieran a conocer la decisión de restablecer las relaciones diplomáticas e iniciar un proceso hacia la normalización de los vínculos bilaterales.
En lo que constituye un retroceso en las relaciones entre los dos países, Trump pronunció un discurso y firmó en el propio acto una directiva de política denominada “Memorando Presidencial de Seguridad Nacional sobre el Fortalecimiento de la Política de los Estados Unidos hacia Cuba” disponiendo la eliminación de los intercambios educacionales “pueblo a pueblo” a título individual y una mayor fiscalización de los viajeros estadounidenses a Cuba, así como la prohibición de las transacciones económicas, comerciales y financieras de compañías norteamericanas con empresas cubanas vinculadas con las Fuerzas Armadas Revolucionarias y los servicios de inteligencia y seguridad, todo ello con el pretendido objetivo de privarnos de ingresos. El mandatario estadounidense justificó esta política con supuestas preocupaciones sobre la situación de los derechos humanos en Cuba y la necesidad de aplicar rigurosamente las leyes del bloqueo, condicionando su levantamiento, así como cualquier mejoría en las relaciones bilaterales, a que nuestro país realice cambios inherentes a su ordenamiento constitucional.
Trump derogó asimismo la Directiva Presidencial de Política “Normalización de las relaciones entre los Estados Unidos y Cuba”, emitida por el presidente Obama el 14 de octubre de 2016, la cual aunque no ocultaba el carácter injerencista de la política estadounidense, ni el objetivo de hacer avanzar sus intereses en la consecución de cambios en el orden económico, político y social de nuestro país, había reconocido la independencia, la soberanía y la autodeterminación de Cuba y al gobierno cubano como un interlocutor legítimo e igual, así como los beneficios que reportaría a ambos países y pueblos una relación de convivencia civilizada dentro de las grandes diferencias que existen entre los dos gobiernos. También admitía que el bloqueo era una política obsoleta y que debía ser eliminado.
Nuevamente el Gobierno de los Estados Unidos recurre a métodos coercitivos del pasado, al adoptar medidas de recrudecimiento del bloqueo, en vigor desde febrero de 1962, que no solo provoca daños y privaciones al pueblo cubano y constituye un innegable obstáculo al desarrollo de nuestra economía, sino que afecta también la soberanía y los intereses de otros países, concitando el rechazo internacional.
Las medidas anunciadas imponen trabas adicionales a las muy restringidas oportunidades que el sector empresarial estadounidense tenía para comerciar e invertir en Cuba.
A su vez, restringen aún más el derecho de los ciudadanos estadounidenses de visitar nuestro país, ya limitado por la obligación de usar licencias discriminatorias, en momentos en que el Congreso de los Estados Unidos, como reflejo del sentir de amplios sectores de esa sociedad, reclama no solo que se ponga fin a la prohibición de viajar, sino también que se eliminen las restricciones al comercio con Cuba.
Los anuncios del presidente Trump contradicen el apoyo mayoritario de la opinión pública estadounidense, incluyendo el de la emigración cubana en ese país, al levantamiento total del bloqueo y a las relaciones normales entre Cuba y los Estados Unidos.
En su lugar, el Presidente estadounidense, otra vez mal asesorado, toma decisiones que favorecen los intereses políticos de una minoría extremista de origen cubano del estado de Florida, que por motivaciones mezquinas no desiste de su pretensión de castigar a Cuba y a su pueblo, por ejercer el derecho legítimo y soberano de ser libre y haber tomado las riendas de su propio destino.
Posteriormente haremos un análisis más profundo del alcance y las implicaciones de este anuncio.
El Gobierno de Cuba denuncia las nuevas medidas de endurecimiento del bloqueo, que están destinadas a fracasar como se ha demostrado repetidamente en el pasado, y que no lograrán su propósito de debilitar a la Revolución ni doblegar al pueblo cubano, cuya resistencia a las agresiones de cualquier tipo y origen ha sido probada a lo largo de casi seis décadas.
El Gobierno de Cuba rechaza la manipulación con fines políticos y el doble rasero en el tratamiento del tema de los derechos humanos. El pueblo cubano disfruta de derechos y libertades fundamentales, y exhibe logros de los que se siente orgulloso y que son una quimera para muchos países del mundo, incluyendo a los propios Estados Unidos, como el derecho a la salud, la educación, la seguridad social, el salario igual por trabajo igual, los derechos de los niños, y el derecho a la alimentación, la paz y al desarrollo. Con sus modestos recursos, Cuba ha contribuido también a la mejoría de los derechos humanos en muchos lugares del mundo, a pesar de las limitaciones que le impone su condición de país bloqueado.
Los Estados Unidos no están en condiciones de darnos lecciones. Tenemos serias preocupaciones por el respeto y las garantías de los derechos humanos en ese país, donde hay numerosos casos de asesinatos, brutalidad y abusos policiales, en particular contra la población afroamericana; se viola el derecho a la vida como resultado de las muertes por armas de fuego; se explota el trabajo infantil y existen graves manifestaciones de discriminación racial; se amenaza con imponer más restricciones a los servicios de salud, que dejarían a 23 millones de personas sin seguro médico; existe la desigualdad salarial entre hombres y mujeres; se margina a emigrantes y refugiados, en particular los procedentes de países islámicos; se pretende levantar muros que denigran a vecinos; y se abandonan los compromisos internacionales para preservar el medio ambiente y enfrentar el cambio climático.
Asimismo, son motivo de preocupación las violaciones de los derechos humanos cometidas por los Estados Unidos en otros países, como las detenciones arbitrarias de decenas de presos en el territorio ilegalmente ocupado por la Base Naval de Guantánamo en Cuba, donde incluso se ha torturado; las ejecuciones extrajudiciales y las muertes de civiles causadas por bombas y el empleo de drones; y las guerras desatadas contra diversos países como Irak, sustentadas en mentiras sobre la posesión de armas de exterminio masivo, con consecuencias nefastas para la paz, la seguridad y la estabilidad de la región del Medio Oriente.
Recordamos que Cuba es Estado Parte de 44 instrumentos internacionales sobre los derechos humanos, mientras que los Estados Unidos lo es solo de 18, por lo que tenemos mucho que mostrar, opinar, y defender.
Al confirmar la decisión de restablecer las relaciones diplomáticas, Cuba y los Estados Unidos ratificaron la intención de desarrollar vínculos respetuosos y de cooperación entre ambos pueblos y gobiernos, basados en los principios y propósitos consagrados en la Carta de las Naciones Unidas. En su Declaración, emitida el 1 de julio de 2015, el Gobierno Revolucionario de Cuba reafirmó que “estas relaciones deberán cimentarse en el respeto absoluto a nuestra independencia y soberanía; el derecho inalienable de todo Estado a elegir el sistema político, económico, social y cultural, sin injerencia de ninguna forma; y la igualdad soberana y la reciprocidad, que constituyen principios irrenunciables del Derecho Internacional”, tal como refrendó la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, firmada por los Jefes de Estado y Gobierno de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), en su II Cumbre, en La Habana. Cuba no ha renunciado a estos principios ni renunciará jamás.
El Gobierno de Cuba reitera su voluntad de continuar el diálogo respetuoso y la cooperación en temas de interés mutuo, así como la negociación de los asuntos bilaterales pendientes con el Gobierno de los Estados Unidos. En los dos últimos años se ha demostrado que los dos países, como ha expresado reiteradamente el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, General de Ejército Raúl Castro Ruz, pueden cooperar y convivir civilizada-mente, respetando las diferencias y promoviendo todo aquello que beneficie a ambas naciones y pueblos, pero no debe esperarse que para ello Cuba realice concesiones inherentes a su soberanía e independencia, ni acepte condicionamientos de ninguna índole.
Cualquier estrategia dirigida a cambiar el sistema político, económico y social en Cuba, ya sea la que pretenda lograrlo a través de presiones e imposiciones, o empleando métodos más sutiles, estará condenada al fracaso.
Los cambios que sean necesarios en Cuba, como los realizados desde 1959 y los que estamos acometiendo ahora como parte del proceso de actualización de nuestro modelo económico y social, los seguirá decidiendo soberanamente el pueblo cubano.
Como hemos hecho desde el triunfo del 1ro. de enero de 1959, asumiremos cualquier riesgo y continuaremos firmes y seguros en la construcción de una nación soberana, independiente, socialista, democrática, próspera y sostenible.
La Habana, 16 de junio de 2017.

Suscribo y comparto su contenido íntegramente.
Tomado del sitio Cubadebate.