sábado, 5 de mayo de 2018

Jorge Jerez Belisario, Jorgito por Cuba, un joven tremendamente capaz.


Esta no es una historia de sueños y realidades, es la realidad y los sueños juntos, haciendo historia. Reproduzco íntegramente dos textos publicados por Jorgito, Jorgito por Cuba, en su Blog, los que yo sin su permiso los uno, pero que estoy seguro no me lo criticará, y que describe en su conjunto el desmentido real sobre la insuficiencia o incompetencia del modelo socialista de la Cuba donde nacimos, Jorgito y yo, con algunos años de diferencia por supuesto. Yo conocí en carne propia siendo un niño una primera impresión del significado sociedad capitalista, que intentaba ocultar la realidad de un neocolonialismo feroz, que por adición se utilizó para ser “perfeccionado” y extender su práctica en América Latina. Premonitoriamente, nuestro José Martí, advirtió de ese peligro y los patriotas de entonces, o no entendieron o prefirieron algunos de ellos hacer lo que se nos imponía como nación y no lo que Martí nos llamó a construir.
“… ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país, y por mi deber —puesto que lo entiendo y tengo ánimos con que realizarlo— de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América. Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso. En silencio ha tenido que ser, y como indirectamente, porque hay cosas que para lograrlas han de andar ocultas…”. José Martí, Carta a Manuel Mercado.

Por Lic Elio Raúl García Reyes.

Extraído del Blog de Jorge, Jorgito por Cuba
Soy un joven discapacitado camagüeyano que ha logrado llevar a cabo sus más ambiciosos sueños gracias a la Revolución cubana. Este modesto espacio virtual en la red de redes constituye una forma de expresar públicamente mi agradecimiento defendiendo nuestro país a través de escritos que llevan implícito en alguna medida mi testimonio personal. 
Luego de años de intensos tratamientos de rehabilitación para superar una grave parálisis cerebral, matriculé la carrera de Periodismo en la 
Universidad Ignacio Agramonte de Camagüey
De cómo sucedió este milagro y de cómo percibo 
la realidad en Cuba y en el mundo a través de diversos temas sobre los cuales escribo trata este Blog que espero sea de su agrado visitar.
Un secreto “público” para compartir: buena parte de la inspiración para alcanzar mis metas, la encontré en la historia de 
Cinco héroes cubanos, que guardaron injusta prisión en cárceles norteamericanas.

Mis padres crecieron a muy pocas cuadras de distancia, en un poblado nombrado Cándido González, en el municipio Santa Cruz del Sur, luego de  alimentar una relación que comenzó cuando ambos eran muy jóvenes, se unieron en matrimonio el 15 de septiembre de 1991, después de haber cumplido determinados compromisos familiares consistentes en cursar estudios universitarios y terminar la carrera de Filosofía e Historia, mi mamá  Marta Julia Belisario Hernández y de Licenciatura en Derecho mi padre Jorge Enrique Jerez Tejeda.
De esta unión, el 8 de marzo de 1993, nací,  medía 51 cm de largo, y pesé 7 libras con 2 onzas.  Se cuentan que durante el primer trimestre del embarazo mi  mamá se mantuvo bajo peso, pero luego manifestó un embarazo normal y sin trastornos, sin embargo, a las 48 horas debuté con un íctero fisiológico agravado, que exigió para su control la realización de dos exsanguíneos, transfusión, o cambios de sangre, para bajar las cifras de bilirrubina que eran muy altas.
Acompañó a todo este cuadro, una infección generalizada, producida por un germen que se aisló – denominado Klebsiella- con ella las primeras manifestaciones de daños neurológicos. Permanecí varios días en terapia intensiva y luego en la sala d neonatología.
Al salir de la sala de neonatología del Hospital Eduardo Agramonte Piña, mis padres fueron remitidos a la consulta del Doctor Luis Pérez, para que el mismo evaluara la conducta a seguir, en la consulta el Dr. les explicó que  había padecido una Parálisis Cerebral Infantil y que mi desarrollo no sería igual a los demás niños, en aquel momento la noticia produjo un efecto doloroso, pero la convicción de una estimulación temprana, y un adecuado tratamiento de rehabilitación serían la nueva luz de esperanza en mi futuro.
Al transcurrir un pequeño espacio de tiempo se observó que  no me movía en mi cuna como los demás niños, no tenía movimiento en mis extremidades, incluso, no levantaba la cabecita para anunciar que ya había despertado, tal era la afectación que no podían cargarme, no  sostenía mi cabeza, el esperado balbuceo no aparecía, y luego los cortos pasitos tampoco,  sufría una cuadriparesia espástica. Mis padres acudieron al Hospital Neurológico en la capital de Cuba, allí se ratificó el diagnóstico inicial y se insistió en que la estimulación temprana y  la rehabilitación serían  determinantes para mi posterior desarrollo.
Continuaron los ejercicios para el sostén cefálico pero como había explicado el especialista, para avanzar, tenía que lograr dominar y controlar mi cabeza. Mi mamá y yo ingresamos en el Hospital Julio Díaz, el tratamiento debía ser fuerte.  A los 26 meses, de intenso batallar, en el Julito Díaz y en el departamento Provincial de Rehabilitación,   dominaba y sostenía mi cabeza y de allí comenzó una larga y más difícil carrera para lograr fortalecer mi tronco y con ello instaurar el patrón para  sentarme.
También, contrario a otros niños, el babeo, y otras manifestaciones que debían desaparecer, se mantenían, y eran constantes, al punto que cuando al año de nacido, se me aplicaron algunos exámenes para comprobar mi   desarrollo psicomotor, y la psicometría rebeló, que mi desarrollo en este orden, era de un menor de 4 meses. La demora para ir logrando vencer los obstáculos y que  caminara, parecía algo inalcanzable, hasta el día que comencé a caminar solo, sin ayuda del andador.
Luego de alcanzar la meta consistente en que  caminara, el próximo reto, que impuso, el Dr. Luis Pérez, los demás especialistas, y mis padres, fue lograr su plena inserción social, en ese sentido, con 5 años de vida, fui  incorporado  a la Escuela Especial del Lenguaje, Enrique José Varona, allí fueron esenciales los ejercicios de logopedia, para atender las barreras que imponía mi disartria.
Junto a la rehabilitación diaria, en este período jugó un papel, muy importante las clases de música, que me impartió una gran maestra Martha, que a esa temprana edad, según dicen  me despertaron muchas neuronas dormidas, me ayudaron a perder el miedo escénico, y a desenvolverme en público.
En esta escuela comenzaron las clases de computación, con una máquina que me entregaron para desarrollar esta ciencia en la que según mis profes tenía habilidades especiales.  En segundo grado  transité a la enseñanza regular, hasta el Sexto Grado. Paralelo a esto fui matriculando en diferentes cursos impartidos en el Joven Club de Computación. Al principio iba con mi mamá, luego mi papá me dejaba y al terminar me recogía. La computación entró en mi sangre de un modo que jamás he podido apartarme de ella.
La  Secundaria Básica Urbana, la cursé en la  Noel Fernández, de esta ciudad, obtuve excelentes resultados académicos  y  participé en representación de mis compañeros en el Cuarto Congreso Pioneril. La enseñanza PRE Universitaria la inicié en un centro  deportivo, la Escuela de Superior de Perfeccionamiento Atlético Inés Luaces, en la especialidad de Ajedrez, allí cursé el 10 y 11 grado, porque el 12 lo concluí en el Instituto PRE Universitario Urbano Álvaro Morell, terminé con 99,87 de promedio académico y fui seleccionado el alumno más integral. Hice las pruebas de ingreso para ingresar a la universidad, obtuve 69 en matemáticas, y 11 en Español y en Historia. Se me asignó la carrera de periodismo.
Comparta sus impresiones con Jorgito, en Jorgito por Cuba