No dudo que pueda ser cierta y razonable la aseveración que
dice: los hijos no deben cargar la culpa
de los padres,.... a menos que ellos mismos sí quieran. Y eso creo que es
lo que en este caso sucede.
El violinista, aupado desde la nada a casi héroe por ElPeorDeTodos los @POTUS, decidió asumir
la herencia de la "anti-popularidad" de su padre, por motu proprio. De modo que esa decisión
viene con “lo bueno”, las babitas “emocionadas” de Trump, y “lo malo", ahora
el mundo entero conoce los “méritos de su padre” ante el imperio. Quizás esté
orgulloso de las hazañas de su padre, quizás no, pero aceptó la invitación propagandista
del Trump.
Se sumó con ello a los que aplaudieron y aplauden a los
asesinos que en Cuba, con el beneplácito, armados y amparados por el Gobierno
de los Estados Unidos ocasionaron al Pueblo Cubano, en apenas 7 años, más de 20
mil asesinados, la mayoría muy jóvenes, en los cuarteles y estaciones de
policía, para luego sus cuerpos ser arrojados en las calles y tratar de
amedrentar a la población con ello.
Como en aquel entonces, en la actualidad, ni los asesinos, ni
sus descendientes, ni un Presidente que no tiene un ápice de moral y decencia,
jamás podrán amedrentar al Pueblo Cubano, pues nuestra lucha no es y no ha sido
tarea de un día, ni siquiera solamente de los 58 años de Revolución. Es una
lucha que se viene forjando desde cuando todavía ondeaba la bandera española en
el Morro de la Habana, pues ya en ese entonces nuestra Isla era codiciada por
los mismos que hoy en día quieren volver a los años de tensiones entre nuestros
dos países.
Se inmiscuyeron en la guerra contra España mediante el ardid
del acorazado Maine, se apoderaron de la Isla de Cuba, impusieron una Enmienda
Platt a la Constitución de la República, la misma República que hicieron trizas,
trastocando aquella que soñó Martí, con todos y para el bien de todos,
unida al tronco vital, Injértese en nuestras Repúblicas el mundo; pero el tronco ha de ser el de nuestras Repúblicas, de la América nuestra,
para convertirla en su patio trasero, en su fábrica de azúcar, en sus casinos
de juego, mafia y prostitución. Igual o peor suerte corrió Puerto Rico que
sigue, como otra de las manchas del actuar de Estados Unidos, bajo la tutela de
esa potencia.
A pesar de todo lo que hicieron por no perder la que
consideraban “su Isla”, apuntalando al tirano Batista, con armas, tanques,
aviones y bombas, la Guerra Necesaria que concibió Martí,
se concretó con un Fidel, un Ejército Rebelde y un Pueblo triunfante que
comenzó a hacer los cambios necesarios para que la Patria se erigiera en ara
y no pedestal. Sencillamente no pudieron soportarlo y desde el primer
día de enero de 1959 comenzaron a fraguar planes de asesinatos de líderes,
sabotajes y destrucción de las industrias fuente para la supervivencia del país,
organizaron invasiones, amenazaron con el holocausto nuclear a un pequeño país
de solo unos 114 mil km cuadrados y alrededor de apenas 6 millones de
habitantes, e impusieron un Bloqueo genocida, obedecido para vergüenza de los
gobiernos entreguistas de muchos países, supuestamente “libres y democráticos”.
Menuda hazaña para un país con 7 millones 700 mil km cuadrados
y que para esa fecha ya tenía más de 180 millones de habitantes, con una
voracidad y un desprecio por los derechos de otros pueblos más grande aún que
su extensión y su población y menuda hazaña también para aquellos que sumisamente se plegaron
a la imposición inaudita del imperio.
Así y todo, siempre se han roto los dientes y no reparan en
el descrédito y el desprecio que concitan con su obstinada intención de decidir
lo qué se hace y cómo se hace en Cuba y en muchas otras partes del mundo. Muy
cerca de nosotros está el ejemplo de Venezuela, asediada y envilecida por
quienes quieren simplemente el petróleo venezolano y borrar para siempre la
obra del Presidente Hugo Chávez. No hay ni una gota de democracia ni de sano
interés por “salvar” a Venezuela, lo que quieren es humillarla y saquearla.
No hay en mi escrito revanchismo ni sed de venganza, el pobre
hombre con su violín, quizás, repito quizás, no tenga la culpa ni deba pagar
por lo que hizo su padre, su sola presencia en mi escrito es para destacar que
cualquier cosa es útil para el imperio con tal de conseguir sus fines, nunca
buenos.
Por Cuba puedo decir que seguirán rompiéndose
los dientes, pues cada vez la calidad y las cualidades de los inquilinos de la
Casa Blanca está más cerca de los primates que del Homo Sapiens y su maldad no
se apoya en la inteligencia sino en la brutalidad.
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