lunes, 19 de junio de 2017

Otra de las Trump-adas del actual @POTUS: bravuconería, mentiras, ignorancia y retroceso en las relaciones entre Cuba y Estados Unidos.




No dudo que pueda ser cierta y razonable la aseveración que dice: los hijos no deben cargar la culpa de los padres,.... a menos que ellos mismos sí quieran. Y eso creo que es lo que en este caso sucede.
El violinista, aupado desde la nada a casi héroe por ElPeorDeTodos los @POTUS, decidió asumir la herencia de la "anti-popularidad" de su padre, por motu proprio. De modo que esa decisión viene con “lo bueno”, las babitas “emocionadas” de Trump, y “lo malo", ahora el mundo entero conoce los “méritos de su padre” ante el imperio. Quizás esté orgulloso de las hazañas de su padre, quizás no, pero aceptó la invitación propagandista del Trump.
Se sumó con ello a los que aplaudieron y aplauden a los asesinos que en Cuba, con el beneplácito, armados y amparados por el Gobierno de los Estados Unidos ocasionaron al Pueblo Cubano, en apenas 7 años, más de 20 mil asesinados, la mayoría muy jóvenes, en los cuarteles y estaciones de policía, para luego sus cuerpos ser arrojados en las calles y tratar de amedrentar a la población con ello.
Como en aquel entonces, en la actualidad, ni los asesinos, ni sus descendientes, ni un Presidente que no tiene un ápice de moral y decencia, jamás podrán amedrentar al Pueblo Cubano, pues nuestra lucha no es y no ha sido tarea de un día, ni siquiera solamente de los 58 años de Revolución. Es una lucha que se viene forjando desde cuando todavía ondeaba la bandera española en el Morro de la Habana, pues ya en ese entonces nuestra Isla era codiciada por los mismos que hoy en día quieren volver a los años de tensiones entre nuestros dos países.
Se inmiscuyeron en la guerra contra España mediante el ardid del acorazado Maine, se apoderaron de la Isla de Cuba, impusieron una Enmienda Platt a la Constitución de la República, la misma República que hicieron trizas, trastocando aquella que soñó Martí, con todos y para el bien de todos, unida al tronco vital, Injértese en nuestras Repúblicas el mundo; pero el tronco ha de ser el de nuestras Repúblicas, de la América nuestra, para convertirla en su patio trasero, en su fábrica de azúcar, en sus casinos de juego, mafia y prostitución. Igual o peor suerte corrió Puerto Rico que sigue, como otra de las manchas del actuar de Estados Unidos, bajo la tutela de esa potencia.
A pesar de todo lo que hicieron por no perder la que consideraban “su Isla”, apuntalando al tirano Batista, con armas, tanques, aviones y bombas, la Guerra Necesaria que concibió Martí, se concretó con un Fidel, un Ejército Rebelde y un Pueblo triunfante que comenzó a hacer los cambios necesarios para que la Patria se erigiera en ara y no pedestal. Sencillamente no pudieron soportarlo y desde el primer día de enero de 1959 comenzaron a fraguar planes de asesinatos de líderes, sabotajes y destrucción de las industrias fuente para la supervivencia del país, organizaron invasiones, amenazaron con el holocausto nuclear a un pequeño país de solo unos 114 mil km cuadrados y alrededor de apenas 6 millones de habitantes, e impusieron un Bloqueo genocida, obedecido para vergüenza de los gobiernos entreguistas de muchos países, supuestamente “libres y democráticos”.
Menuda hazaña para un país con 7 millones 700 mil km cuadrados y que para esa fecha ya tenía más de 180 millones de habitantes, con una voracidad y un desprecio por los derechos de otros pueblos más grande aún que su extensión y su población y menuda hazaña también para aquellos que sumisamente se plegaron a la imposición inaudita del imperio.
Así y todo, siempre se han roto los dientes y no reparan en el descrédito y el desprecio que concitan con su obstinada intención de decidir lo qué se hace y cómo se hace en Cuba y en muchas otras partes del mundo. Muy cerca de nosotros está el ejemplo de Venezuela, asediada y envilecida por quienes quieren simplemente el petróleo venezolano y borrar para siempre la obra del Presidente Hugo Chávez. No hay ni una gota de democracia ni de sano interés por “salvar” a Venezuela, lo que quieren es humillarla y saquearla.
No hay en mi escrito revanchismo ni sed de venganza, el pobre hombre con su violín, quizás, repito quizás, no tenga la culpa ni deba pagar por lo que hizo su padre, su sola presencia en mi escrito es para destacar que cualquier cosa es útil para el imperio con tal de conseguir sus fines, nunca buenos.
Por Cuba puedo decir que seguirán rompiéndose los dientes, pues cada vez la calidad y las cualidades de los inquilinos de la Casa Blanca está más cerca de los primates que del Homo Sapiens y su maldad no se apoya en la inteligencia sino en la brutalidad.

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