sábado, 11 de agosto de 2012

Los Viejos y los Nuevos Colonizadores

Los colonizadores, siempre y todos, han sido unos sinvergüenzas. España, Portugal, Inglaterra, Francia, Holanda, Alemania, Italia, Dinamarca y hasta Suecia, cayeron con voracidad sobre las tierras de América empleando su método combinado preferido de conquista: los espejitos y las espadas, o sea, tomando el pelo o tomando la vida. Con ese método tan simple y con esa fórmula tan sencilla, financiaron el desarrollo de Europa, hasta la última pepíta de oro, hasta la última pieza de plata. En el Caribe operaron los más torpes y exterminaron a la noble, temerosa y desunida población indígena. En Centro América pero principalmente en la América del Sur, no fueron más inteligentes sino que los indígenas no eran tan mansos, ni estaban tan desorganizados ni desunidos, por eso sobrevivieron hasta nuestros días. Entonces vino la segunda colonización y por cierto los nuevos son tan torpes como aquellos.
Ahora no usan espejitos, ni usan espadas. Los nuevos colonizadores emplean otras herramientas con las que también pretenden hacernos tontos o matarnos, todo depende, no de su bondad o maldad, sino de la premura por apropiarse de nuestros recursos. Las herramientas con fuego y ruido de cañones ya las han usado y más de una vez, pero como somos tozudos y seguimos aquí a pesar de las invasiones, se decidieron a usar el equivalente de los espejitos. Los sustituyeron con ONGs, llenas de sabios consejos democráticos, que hacen que nuestros pueblos paralicen a los gobiernos, sobre todo a los progresistas orientados hacia el desarrollo.
¡Qué buenos son estos neocolonizadores, rubios, sanos y bien alimentaditos, que nos hacen sentar en mesas junto con ellos y nos sirven café, para enseñarnos como debemos ser democráticos y preservar nuestra identidad con la virginidad de nuestras tierras, aunque nuestros hijos mueran de hambre o de una simple gastroenteritis!
Aquí es donde debemos darles, como respuesta, la receta de uno de sus líderes más conocido: "Se puede engañar a una parte de la gente todo el tiempo, o a toda la gente una parte del tiempo. Pero lo que no se puede es engañar a toda la gente todo el tiempo".
Y para contrarrestar tanto espejos como cañones, lo mejor es la unidad, la integración.

 1Qbano+

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