miércoles, 15 de abril de 2015

Diferencias Significativas



“Diferencias Significativas”.

 Por Elio Raúl García Reyes


Obama habló en la VII Cumbre sobre que se mantendrán las “diferencias significativas” que podría resumirse en: por un lado el capitalismo (despiadado) y otro el socialismo (imperfecto, perfectible y perfeccionándose), aunque no es saludable reducir esas diferencias a solo un par de conceptos, que abarcan mucho pero no son suficientes.


Las “diferencias significativas” no son, ni han sido nunca, un problema insalvable, ni entre las personas ni entre los países, sobre todo cuando las personas, y los países, se respetan.


Donde realmente está el problema es qué hace cada uno frente a las “diferencias significativas” del otro.


Si se enfrentan esas diferencias mediante una actitud que intente que el otro “cambie”, a las buenas o a las malas, este último procedimiento el favorito de ciertas potencias, no habrá paz ni entendimiento. No tenemos derecho a pensar que el otro debe hacer las cosas como nosotros pensamos y queremos. Tenemos derecho a discutir, que no es pelear, para encontrar mutuamente que nos une y reducir al máximo la influencia de lo que nos separa, sobre todo en el ámbito interno de un país.


Si Estados Unidos quiere priorizar la hegemonía del capital sobre el ser humano es decisión de los norteamericanos que lo acepten o no según sus criterios como nación y Cuba no se lo cuestionaría ni le propondría que cambie, y mucho menos subvertiría el orden interno de esa nación para lograrlo. Por supuesto que tampoco se nos ocurriría invadir a Estados Unidos o aplicarle un Bloqueo. A nosotros nos parece que el sistema electoral norteamericano es un caos que no tiene ni pies ni cabeza, pero no tenemos derecho a decirle a los norteamericanos que su idea de democracia es errónea, es un problema de ellos analizarlo, entenderlo o no, decidir.


Si Cuba quiere construir el socialismo, si quiere que todo cubano y cubana tenga el derecho privilegiado de acceder a la educación, a la cultura, al deporte, a la alimentación adecuada, a una vivienda y un trabajo decoroso, a elegir a sus dirigentes democráticamente, en unas elecciones que se basan en la  postulación de candidatos en las circunscripciones, es decir, en el barrio, donde todos nos conocemos, donde el que proponen los vecinos y vecinas, no es un desconocido, y desde esa instancia los electos llegan a las Asambleas del Poder Popular del Municipio, después a la Provincia y por último a la nación, donde el diputado a la Asamblea Nacional no recibe un sueldo, porque tiene el salario de su trabajo, no creo que ningún norteamericano deba intervenir para decirnos que eso está mal, y menos si se es un espía disfrazado de contratista con planes subversivos, un matón de la mafia pagado para asesinar a un presidente, un embajador que pone y quita presidentes (lo último que nos hizo saber Ecuavisa es que cuando los forajidos dijeron “fuera todos” algunos fueron a “consultar” a cierta embajadora “joyita” para que les dijera qué hacer y a quién poner, alguien que contara con su beneplácito).


Tampoco es bueno que a nuestras espaldas se prepare y ejecute una invasión, que justamente empezó un día como hoy de 1961, se nos coloque en una lista negra por apoyar el terrorismo, lista hecha por quienes son famosos en ese tema del terrorismo. No es aceptable por ningún concepto que por cambiarnos se emplee a un asesino que se jacte por haber hecho explotar un avión en pleno vuelo con 73 personas a bordo y se pasee como un héroe con toda impunidad.

No nos gusta ni un poquito que por no estar de acuerdo con la forma en que pensamos nos confisquen el dinero que depositamos para adquirir marca pasos para niños con afecciones cardíacas. Si nos da la gana de darle gratuitamente esos marca pasos y todas las medicinas costosísimas necesarias durante el resto de su vida a los pacientes que han recibido un trasplante de corazón, nadie en el mundo debe cuestionar nuestra decisión y nuestro derecho. Y nada de eso tampoco debería ni podría pretenderlo un Congreso o un Presidente por muchos aviones, submarinos, tanques, soldados y cohetes que posea, porque viola el elemental principio de derecho internacional: la autodeterminación.


Si el enfoque que Estados Unidos quiere dar al tema de las “diferencias significativas” consiste en respetar esas diferencias, bienvenido, habrá paz y buenas relaciones de todo tipo. Si pretende establecer relaciones diplomáticas para tener libertad de “influir” para moldear a los cubanos para que sean, hagan y piensen como los norteamericanos, están completamente equivocados, y no habrá paz.


Yo sé que va a costar mucho trabajo y mucho tiempo porque esa nación se construyo bajo esos principios, creyéndose ser, como algún presidente que se autoproclamó tocado y mandatado por Dios para combatir el terrorismo, la nación “elegida” para dominar el mundo.


Por nuestra parte, es deber de todos los cubanos y cubanas, tal como reza un verso de una popular canción de la Nueva Trova, recordar que “la gloria que se ha vivido” tiene más de 50 años, pues comenzó a tejerse desde 1868, con Carlos Manuel de Céspedes, abonada por Antonio Maceo, elevada al más alto escalón por José Martí en 1895, luchada por Julio Antonio Mella, Rubén Martínez Villena en los años 30 del pasado siglo, y conquistada por la gloriosa Generación del Centenario, encabezada por Fidel, apoyada y continuada por Raúl, por mucho que le duela a algunos. Y esa gloria se consolida y crece con cada ciudadano que quiere, desea y lucha por decidir qué quiere y cómo quiere que sea su país.

La paz se construye y se mantiene cuando se respeta el derecho del otro a decidir su propio camino. Tengamos paz. Ah, y sin Bloqueo.

 

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