“Diferencias Significativas”.
Por Elio Raúl García Reyes
Obama habló en la VII Cumbre
sobre que se mantendrán las “diferencias significativas” que podría resumirse en: por
un lado el capitalismo (despiadado) y otro el socialismo (imperfecto, perfectible y
perfeccionándose), aunque no es saludable reducir esas diferencias a solo un par
de conceptos, que abarcan mucho pero no son suficientes.
Las “diferencias significativas”
no son, ni han sido nunca, un problema insalvable, ni entre las personas ni
entre los países, sobre todo cuando las personas, y los países, se respetan.
Donde realmente está el problema
es qué hace cada uno frente a las “diferencias significativas” del otro.
Si se enfrentan esas diferencias
mediante una actitud que intente que el otro “cambie”, a las buenas o a las
malas, este último procedimiento el favorito de ciertas potencias, no habrá paz
ni entendimiento. No tenemos derecho a pensar que el otro debe hacer las cosas
como nosotros pensamos y queremos. Tenemos derecho a discutir, que no es
pelear, para encontrar mutuamente que nos une y reducir al máximo la influencia
de lo que nos separa, sobre todo en el ámbito interno de un país.
Si Estados Unidos quiere
priorizar la hegemonía del capital sobre el ser humano es decisión de los
norteamericanos que lo acepten o no según sus criterios como nación y Cuba no
se lo cuestionaría ni le propondría que cambie, y mucho menos subvertiría el orden
interno de esa nación para lograrlo. Por supuesto que tampoco se nos ocurriría
invadir a Estados Unidos o aplicarle un Bloqueo. A nosotros nos parece que el
sistema electoral norteamericano es un caos que no tiene ni pies ni cabeza,
pero no tenemos derecho a decirle a los norteamericanos que su idea de
democracia es errónea, es un problema de ellos analizarlo, entenderlo o no,
decidir.
Si Cuba quiere construir el
socialismo, si quiere que todo cubano y cubana tenga el derecho privilegiado de
acceder a la educación, a la cultura, al deporte, a la alimentación adecuada, a
una vivienda y un trabajo decoroso, a elegir a sus dirigentes democráticamente,
en unas elecciones que se basan en la
postulación de candidatos en las circunscripciones, es decir, en el
barrio, donde todos nos conocemos, donde el que proponen los vecinos y vecinas,
no es un desconocido, y desde esa instancia los electos llegan a las Asambleas
del Poder Popular del Municipio, después a la Provincia y por último a la
nación, donde el diputado a la Asamblea Nacional no recibe un sueldo, porque
tiene el salario de su trabajo, no creo que ningún norteamericano deba
intervenir para decirnos que eso está mal, y menos si se es un espía disfrazado
de contratista con planes subversivos, un matón de la mafia pagado para
asesinar a un presidente, un embajador que pone y quita presidentes (lo último
que nos hizo saber Ecuavisa es que cuando los forajidos dijeron “fuera todos”
algunos fueron a “consultar” a cierta embajadora “joyita” para que les dijera
qué hacer y a quién poner, alguien que contara con su beneplácito).
Tampoco es bueno que a nuestras
espaldas se prepare y ejecute una invasión, que justamente empezó un día como hoy de 1961, se nos coloque en una lista negra
por apoyar el terrorismo, lista hecha por quienes son famosos en ese tema del terrorismo. No es aceptable por
ningún concepto que por cambiarnos se emplee a un asesino que se jacte por
haber hecho explotar un avión en pleno vuelo con 73 personas a bordo y se pasee
como un héroe con toda impunidad.
No nos gusta ni un poquito que por no estar de acuerdo con la forma en que
pensamos nos confisquen el dinero que depositamos para adquirir marca pasos
para niños con afecciones cardíacas. Si nos da la gana de darle gratuitamente
esos marca pasos y todas las medicinas costosísimas necesarias durante el resto
de su vida a los pacientes que han recibido un trasplante de corazón, nadie en
el mundo debe cuestionar nuestra decisión y nuestro derecho. Y nada de eso
tampoco debería ni podría pretenderlo un Congreso o un Presidente por muchos
aviones, submarinos, tanques, soldados y cohetes que posea, porque viola el
elemental principio de derecho internacional: la autodeterminación.
Si el enfoque que Estados Unidos
quiere dar al tema de las “diferencias significativas” consiste en respetar
esas diferencias, bienvenido, habrá paz y buenas relaciones de todo tipo. Si
pretende establecer relaciones diplomáticas para tener libertad de “influir”
para moldear a los cubanos para que sean, hagan y piensen como los
norteamericanos, están completamente equivocados, y no habrá paz.
Yo sé que va a costar mucho trabajo
y mucho tiempo porque esa nación se construyo bajo esos principios, creyéndose
ser, como algún presidente que se autoproclamó tocado y mandatado por Dios para
combatir el terrorismo, la nación “elegida” para dominar el mundo.
Por nuestra parte, es deber de
todos los cubanos y cubanas, tal como reza un verso de una popular canción de
la Nueva Trova, recordar que “la gloria que se ha vivido” tiene más de 50 años,
pues comenzó a tejerse desde 1868, con Carlos Manuel de Céspedes, abonada por
Antonio Maceo, elevada al más alto escalón por José Martí en 1895, luchada por
Julio Antonio Mella, Rubén Martínez Villena en los años 30 del pasado siglo, y
conquistada por la gloriosa Generación del Centenario, encabezada por Fidel, apoyada y continuada por Raúl,
por mucho que le duela a algunos. Y
esa gloria se consolida y crece con cada ciudadano que quiere, desea y lucha
por decidir qué quiere y cómo quiere que sea su país.
La paz se construye y se mantiene cuando se
respeta el derecho del otro a decidir su propio camino. Tengamos paz. Ah, y sin
Bloqueo.
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