Ya no tienen detrás de que esconderse, ya no cabe más demora, ya no caben
más subterfugios, declarando una cosa en la primera línea de un párrafo para
desmentirse a sí mismos dos líneas más abajo. 191 países dijeron NOOOOO, definitivamente, al bloqueo.
Aunque nunca tuvieron ni derecho ni moral para hacerlo, los mismos que impusieron el bloqueo incluido su compinche incondicional, en esta ocasión se han abstenido de votar. Eso es significativo.
Aunque nunca tuvieron ni derecho ni moral para hacerlo, los mismos que impusieron el bloqueo incluido su compinche incondicional, en esta ocasión se han abstenido de votar. Eso es significativo.
Parece ser, al fin, existe un sutil halo de vergüenza en el Gobierno
aludido. Ahora falta que los tozudos del Congreso, de una vez y para siempre, laven
esa mancha enorme que su prepotencia y hegemonismo derramó sobre su propio país,
que se proclama, sin base alguna real ni derecho alguno por cierto, como adalid
de la democracia, el más civilizado, más defensor de la libertad y los derechos
humanos.
No le importó al imperio durante 24 años que la inmensa mayoría, casi
absoluta, de naciones del orbe hayan condenado su criminal acción, causante de
un daño que no tienen como pagar, a pesar de todo su dinero, pues las vidas,
las heridas, lo que la gente nuestra sufrió, no hay como pagarlo. Y tampoco
olvidar que previo a estas 25 muestras de solidaridad, Cuba soportó casi 30
años el criminal Bloqueo.
Los que “echaron basura en mi
verde jardín”, como sentenció nuestro Silvio Rodríguez, piensan solo en términos
de propiedades, de objetos, y hasta tienen el cinismo de querer que Cuba les
pague por las bombas, los fusiles, y el financiamiento de una policía y un
ejército que llegó al poder gracias a su apoyo de todo tipo, que sí cometió delitos flagrantes
contra el pueblo, que sí violó
reiteradamente los derechos humanos, sobre todo el principal, la vida, que los califica
como genocidas, tanto a perpetradores como a proveedores. Y nunca una crítica,
una sanción, a la dictadura que se hizo del poder al estilo y usanza de la CIA.
Todo ese desastre con el interés de eternizar su sacrosanta y muy particular
forma de libertad, de democracia, realmente dominación y sojuzgamiento, pero en
esencia para mantener sus propiedades, quizás todas legales gracias a las
firmas de un abogado en un papel, pero sí ilegítimas e inmorales, pues las
consiguieron por medio del soborno y el contubernio con aquella clase
politiquera que se vendía fácilmente por un mendrugo.
Hay más problemas de DDHH en Estados Unidos que en Cuba, por eso sus
autoridades debían ocuparse de los derechos humanos de sus compatriotas
tratando que algún día no se permita, condone y hasta se premie cuando un
policía le dispara en pleno rostro a un hombre, frente a su hijo pequeño, por
una supuesta infracción del tránsito. Negros, latinos, gays no tienen ninguna
seguridad que un día cualquiera, otro policía los considere tan peligrosos que
les disparen sin más ni más. El Gobierno y el Congreso de Estados Unidos, le
harían un gran favor a su país si se dedicaran a resolver los problemas
internos que están despedazando su nación, en vez de creer que más bases
militares dentro y fuera de sus fronteras, más ojivas nucleares, más chantaje
es lo que hace grande a una nación.
Estados Unidos ocupa un territorio con casi 10 millones de kilómetros
cuadrados, más de 300 millones de habitantes, más de 15 mil millones dólares de
Producto Interno Bruto. Casi la mitad de lo que todo el mundo gasta en armas corresponde
a EEUU, y debemos recordar que parte de esa amenaza, más que ese poderío
militar, se sustenta en poseer prácticamente la mitad de las armas nucleares
que de usarse serían el fin de la especie humana, por encima de ideologías y
sistemas políticos.
Cuba por su parte ocupa como territorio un archipiélago, con menos de
110 mil kilómetros cuadrados, un PIB de poco más de 70 mil millones de USD, un
Índice de Desarrollo Humano de 0,8 con el que ocupa el tercer lugar en América
Latina. La población ronda los 12 millones de habitantes, de los cuales casi 5
millones son población económicamente activa, con tasa de desempleo de apenas 3,2%
muy por debajo de la media de Latinoamérica que está entre 5 y 6%. Y eso a pesar del
Bloqueo.
Las Fuerzas Armadas de Cuba se han mantenido fuertes pues ya son más de
50 años de agresiones violentas, con un alto costo de vidas humanas, personas
discapacitadas, y altísimos daños económicos. No obstante su presupuesto es
moderado ya que son Fuerzas Armadas cuyo armamento es puramente defensivo, pero
cuentan con una alta disposición y preparación combativas, demostrada con su
participación en la defensa de la soberanía de Angola y la eliminación del
Apartheid en Sudáfrica y sobre todo preservando con eficiencia la soberanía
nacional y nuestra independencia.
¿Pudo, puede o podrá ser Cuba una amenaza para la seguridad de los
Estados Unidos? Realmente, ni siquiera se puede pensar seriamente en esa
opción. No obstante, los Estados Unidos siempre han acusado a Cuba de “exportar
revoluciones”, fomentar y propagar el terrorismo (insinuación que pretende homologar
los conceptos revolución con terrorismo). Hasta el presente, la nación que sí puede
mostrar un récord de agresiones impresionante en todo el planeta es la que se
queja de ser la amenazada.
Con estos datos, me pregunto y le pregunto al Gobierno y Congreso de EEUU, ¿dónde está el honor de la auto titulada nación más poderosa de la Tierra, en pretender comprar un país (ofrecieron esto a España que se opuso), y ante la negativa, en la próxima ocasión propicia, se inmiscuyeron en la Guerra de Independencia, la Guerra Necesaria proclamada por José Martí en 1895? Mediante el artero ardid de volar su propio acorazado, el Maine que causó la muerte de decenas de sus propios compatriotas, lograron su propósito: invadir y ocupar a Cuba, y más tarde ante la negativa de los cubanos independentistas de aceptar su dominación, obligaron al país a aceptar la inclusión en la Constitución de la naciente República, de su tristemente célebre Enmienda Platt para “permitir” que la nación tuviera al fin su propio Gobierno.
¿Dónde está el honor de gran nación, defensora de los derechos y la
democracia, cuando mediante dinero, presión, chantaje y sobornos, se apoderó de
casi las dos terceras partes de las tierras cultivables del país, y de las
principales elementos de la
economía, entre otros la electricidad, la telefonía, la refinación del combustible,
la mayoría de los centrales azucareros y el comercio, en detrimento de su
población autóctona, sin trabajo, analfabeta, preterida, donde los niños morían
por una simple gastroenteritis?
¿Dónde está el honor cuando se aúpa, protege, financia y arma a un
sinvergüenza como Fulgencio Batista para dar un Golpe de Estado, anticipando el
triunfo del Partido Ortodoxo en las elecciones que se aproximaban, y
tranquilamente más tarde observar como sus bombas iban a caer sobre las cabezas
de humildes campesinos, cuando los hombres y mujeres de bien de la Patria no soportaron más
humillación y se alzaron nuevamente en armas, como mambises del Siglo XX?
¿Dónde está el honor del agresor, violando los más elementales
principios de soberanía e independencia de otros estados, cuando el país
agredido sufre, los ataques desmedidos de esa “gran nación” que se abroga el
derecho de concebir, organizar, preparar, financiar, y ejecutar una operación
de desembarco de fuerzas militares mercenarias, para derrocar al legítimo
gobierno que, más que en las urnas, ese pueblo escogió cuando para ello no solo
arriesgó su vida, sino que tuvo que pagar el precio de perder más de 20 mil de
sus ciudadanos, la mayoría jóvenes, asesinados por los esbirros que la gran
potencia formó y entrenó?
¿Dónde está el honor de “gran potencia militar” cuando impone por la
fuerza, sin derecho ni legitimidad alguna, un Bloqueo brutal, sistemático, que
viola normas internacionales por su carácter extra territorial? Un bloqueo que
persigue, decomisa, e impide usar los limitados recursos que el país dispone y
destina a comprar marcapasos para niños y niñas con trasplante de corazón, no
puede considerarse honorable.
Son tantas las acciones de deshonor del estado agresor, la mayoría muy
bien conocidas por la una buena parte de los habitantes del planeta que han
sufrido también sus intervenciones, agresiones y rapiñas, que no es muy popular
pero si bien conocido y repudiado. Casi no hay lugar en el planeta donde no
surjan voces, desde hace mucho más de 50 años que denuncien sus atropellos. En
tanto, el país agredido, Cuba, ha recibido con mucha fuerza esa solidaridad, siempre
presente, como lo han demostrado las 25 ocasiones que en Naciones Unidas se ha
votado casi unánimemente Contra el Bloqueo.
Hace poco tiempo atrás escribía, que Cuba es posiblemente, no quiero pecar de
exagerado, el único país del mundo donde nunca se ha quemado una bandera
estadounidense. Ni siquiera cuando sus marines osaron subir y orinarse sobre la
estatua de José Martí. Ni siquiera cuando los aviones mercenarios entregados a
la nada honorable Brigada 2506, asesinaron con napalm y bombas a nuestros
compatriotas en los combates de Girón y Playa Larga, en abril de 1961, portando
las insignias de la Fuerza Aérea cubana. Ni siquiera cuando estimularon, supieron,
proveyeron los explosivos, y aplaudieron la voladura en pleno vuelo de un avión
comercial de Cuba con 76 personas a bordo. Creo que la única ofensa a ese
símbolo que pudiera achacarse a nuestro pueblo, es cuando algunos cubanos, realmente
con más intención de alabar y venerar, pero sin saber lo que hacen, adornan sus
traseros con la bandera de las múltiples estrellas.
Si el Gobierno y el Congreso de los Estados Unidos quisieran realmente
inaugurar la decencia, el honor, el respeto a los vecinos, las normas de
convivencia humana, deberían borrar hasta la última letra de los textos que
amparan, contienen y permiten el sistemático Bloqueo impuesto a Cuba.
El Bloqueo debe terminar. Quienes se opongan a ello, con el paso de los
años, recibirán el castigo ejemplar de la humanidad entera, incluidos los propios estadounidenses pues esa medida nunca tuvo un propósito loable, solo la
pretensión de dominar, de avasallar, de salirse con la suya en buen cubano.
Cuba y todo el pueblo cubano por su parte, tienen el honor de haber
resistido, haber logrado vencer con astucia y patriotismo ciertos pasajes del
bloqueo, de haber sobrevivido en condiciones tremendamente terribles, y a pesar
de ello haber permitido que en nuestras escuelas y universidades estudien como
becados jóvenes de casi todo el planeta, de disponer de inmediato y en las
cantidades necesarias el personal médico y especialistas en diversas ramas para
colaborar con países hermanos ante la adversidad, nunca dando lo que nos sobra.
Hemos sido solidarios con la Humanidad, y ésta justamente nos reconoce
el gesto, entre otras muestras, como la de hoy. De forma apabullante,
nuevamente, por 25 veces consecutivas, El Mundo ha dicho Desaparezca el
Bloqueo.
El pueblo de los Estados Unidos, en muchas ocasiones a pesar del manejo
perverso de la información, ha sentido con nosotros. Desde hace muchos años,
como una muestra solamente, Pastores por la Paz, organización norteamericana
fundada por el Reverendo Lucius Walker, viaja año por año, asediados por las brutales
presiones de las entidades del bloqueo y sorteando las autoridades policiales,
llevando ayuda humanitaria, pero sobre todo solidaridad, del pueblo de los
Estados Unidos al pueblo de Cuba.
Le toca el turno ahora a su Gobierno y su Congreso de hacer lo que en
justicia corresponde, un paso inevitable para que existan relaciones normales
entre nuestros dos países y gobiernos, porque nuestros pueblos no han estado
separados jamás, confundidos mediáticamente quizás, pero no odiándose. Ojalá,
para beneficio de los propios Estados Unidos también, Gobierno y Congreso de esa
nación, escuchen a El Mundo. Deberían, y agregaría especialmente para ellos.
Por su parte el Gobierno, la Asamblea Nacional del Poder Popular, y el
Pueblo de Cuba han declarado, demostrado y mantienen invariablemente que ninguno de nuestros
principios, nuestra soberanía, y nuestra independencia no son, ni serán nunca,
materia de negociación. Pero también que estamos dispuestos a resolver
armoniosamente, en el marco del más absoluto respeto mutuo, las diferencias que
han enturbiado las relaciones entre vecinos, que de ninguna manera pueden ser
imputables a la Isla, que se mantendrá Socialista, Fiel a sus Héroes y Mártires,
fieles a Carlos Manuel de Céspedes, a Antonio Maceo, a José Martí, a nuestro
Che, a Fidel y Raúl, y a todos los cubanos y cubanas, no solo los que viven en
Cuba, sino a todos los que engrandecen la Patria, no la denigran, estén donde
estén y sufren por ella.